Para no educadores sociales, ¿qué es la Educación Social?
José Antonio Llosa, coordinador en Grado en Educación Social.
Soy José Antonio Llosa, o Llosa simplemente. Coordinador del Grado en Educación Social en la Facultad Padre Ossó desde hace un par de años. Profesor en el grado desde hace un par de ellos más. Como profesor me dedico cada día a hablar a futuros educadores sociales. Sin embargo, en esta ocasión no escribo dirigiéndome a estudiantes de Educación Social, que ya darán todo lo que puedan leer a partir de aquí por supuesto, sino que me encamino decidida y específicamente a estudiantes de otras titulaciones de la Facultad. ¿Por qué? Porque somos un grado que representa una disciplina muy orgullosa de lo que hace, aunque no muy conocida. Tengo la sospecha de que vosotros, que cursáis otros grados, no tenéis una idea muy concreta de lo que es la Educación Social o lo que hace un educador social.
Lo cierto es que Educación Social, el departamento del fondo del pasillo en el segundo piso, representa una titulación con más de 30 años a sus espaldas en España. Que en la Facultad, al mismo tiempo, lleva implantada desde el año 1995. Descubrí hace poco gracias a la exposición sobre la historia de nuestro centro, que hubo un periodo en el que incluso dimos nombre a la Facultad como Escuela de Magisterio y Educación Social. Es igual de cierto que nuestra disciplina es propia de las Ciencias de la Educación, con lo que compartimos también eso con muchos de los estudiantes que habitáis la Facultad; pero, realmente, ¿qué es la Educación Social?
La Educación Social es una profesión que encuentra en uno de sus fundamentos más claros la pedagogía social. Esto es, que trata de poner en práctica las herramientas pedagógicas al servicio de la transformación de la sociedad. La Educación Social comprende intrínsecamente que la educación tiene la capacidad de cambiar el mundo. Lo tenemos muy claro, porque en aquellos países y territorios donde se despliega una dictadura, los espacios educativos son de los primeros en ser restringidos, escudriñados y en muchas ocasiones cercenados. Con esta convicción firme, la Educación Social pone las herramientas educativas al servicio de mejorar todos los aspectos de la vida desde la educación en espacios no formales. Esto es, un educador social no está llamado a impartir el currículum de ninguna de las asignaturas en ninguna etapa formativo-académica obligatoria, sino que se focaliza sobre algo tan importante como desplegar las herramientas educativas en cualquier contexto y ante cualquier edad. La educación es un derecho reconocido a toda la ciudadanía y en todas las etapas de la vida, y eso tan importante es la razón de ser de esta profesión.
Tenía un profesor, uno de los buenos, que decía que una explicación correcta no precisa de ningún ejemplo. Sin embargo, con humildad asumo que mi exposición puede haber adolecido de rotundidad, por lo que no me queda más remedio que acudir al ejemplo para tratar de desarrollar más claramente la idea. La prioridad de educadores sociales es lograr, a través del método socioeducativo, la inclusión social en cualquier espacio de la comunidad. De tal modo que habitualmente el trabajo de la Educación Social mira de tú a tú a personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad o desventaja social. Por ejemplo, es habitual encontrar educadores sociales en centros de menores, siendo profesionales de auténtica referencia y vínculo para aportar la seguridad y orientación que un menor, como cualquiera de nosotros, necesita en los momentos difíciles de su vida.
Incluso en muchos territorios de España, los educadores sociales son agentes que forman parte del equipo de los centros educativos. La realidad actual nos enfrenta a un mundo francamente complejo y desafiante, generador de desajustes y conflictos en centros educativos de cualquier etapa. Ahí la Educación Social guarda una voz firme, proponiendo estrategias de mediación de conflictos frente a situaciones de acoso, ante prejuicios hacia chicos y chicas que proceden de otros países, o articulando estrategias adecuadas para transitar hacia modelos de centros educativos comunitarios, donde familia y vecindario participe activamente. En Asturias vamos a la cola, y de una manera difícil de justificar no se reconoce al profesional de la Educación Social en el contexto educativo formal. Aquí hacemos un llamamiento a los futuros maestros, aquellos con los que hoy compartimos pasillos de Facultad, para que cuando estéis ahí fuera ayudéis a que en los espacios educativos asturianos resuene lo útil que sería contar con educadores sociales para complementar vuestra actividad.
Por último, ¿quiénes son vuestros compañeros? ¿quiénes son los chicos y chicas que serán futuros educadores sociales y con los que compartís clases, cafetería o aula de estudios? Los datos nos dicen -yo doy clases de Investigación Cuantitativa y los datos son algo a lo que no me puedo resistir-, que son gente que elige estudiar esta carrera prioritariamente por vocación. Tienen la inclinación de dedicar su vida a lograr que la de todos, en especial la de quienes lo están pasando mal, sea mejor. Son gente a la que lo injusto que hay a nuestro alrededor, que no es poco, les ha generado la imperiosa necesidad de dedicar el esfuerzo que supone estudiar cuatro años para obtener un título universitario, y posteriormente proyectar una carrera laboral que se convertirá en una de las partes más importantes de su vida, a que esas injusticias cada vez sean menos. Son, por lo tanto, buena gente.